Este sábado pasado tuvimos la buena suerte de participar en una nueva edición de la Feria Tastavins de Juneda, y no podemos estar más contentos. Ha sido una de esas jornadas que te reconcilian con el trabajo que hacemos, con la gente, con el vino. Un encuentro de los que dejan huella, por el ambiente, por el compañerismo y por el calor que se respiraba en cada rincón de la Plaza Catalunya de Juneda.
Queremos empezar este relato dando las gracias a los organizadores. Sabemos que detrás de una feria así hay muchas horas de trabajo, mucho esfuerzo y, sobre todo, mucha ilusión. Y se nota. Porque conseguir reunir tantas bodegas, propuestas gastronómicas tan variadas y una programación que invita a quedarse, charlar, brindar y disfrutar… eso sólo se puede hacer cuando se hace con el corazón.
Desde nuestro pequeño rincón, Antonio, Maria José y Gerard abrimos muchas botellas y llenamos muchas copas. Pero lo importante fue todo lo que pasó entre copa y copa: miradas de sorpresa, sonrisas, complicidad. Nuestro vino fue un puente para conectar con la gente, para compartir ratos de conversación distendida, para dejarse llevar por la música y la buena compañía. Porque cuando se está bien, qué bien se está. Y el sábado, en Juneda, estaba muy bien.
Como siempre, nos sentimos muy bien acogidos. Orgullosos de ver cómo nuestros vinos despertaron emociones, cómo transformaron momentos y cómo, una vez más, hicieron visible la pasión que ponemos en su elaboración. Nos gusta pensar que, en cierto modo, contribuimos a crear ese ambiente mágico que hace del Tastavins una cita ineludible.
Gracias de corazón a todo el que pasó a saludarnos, a probar, a conversar o simplemente a sonreír. Gracias, Juneda. Viva el Tastavins y todas aquellas iniciativas que, como ésta, nos ayudan a hacer llegar a la gente nuestra pasión por el vino.
¡Nos vemos en la próxima copa! 🍷